Él, escueto, serio, con su voz grave y su guitarra. No le hacen falta más. Ella, intérprete, emocional, con una voz dulce y afinada, aunque dice no saber mucho de música. Cualidades diferentes para cada uno que hace que se compensen, uno aporta unas virtudes en la balanza, y la otra la pone al mismo nivel con las suyas. Así son Anglada Cerezuela, que presentaban anoche su disco «Manzana de caramelo» en El Poeta Eléctrico de Zaragoza.
El Poeta Eléctrico es uno de esos sitios a los que mola mucho ir, porque estando tan escondidillo como está en Residencial Paraíso, parece que solo unos pocos sepamos acceder hasta allí y seamos privilegiados. Algo que no es cierto porque es ya un local importante en la vida social zaragozana, pero la sensación es chula igualmente. Así que allí que fui corriendo a la salida del trabajo, llegaba tarde pero por suerte solo me había perdido una canción y estábamos justo en este punto: en la presentación.
Con este arranque hacia «Cuentas pendientes» ya pensé que qué bien hablaba esta chica. Claro, es que es lo suyo: lleva interpretando desde los 15 años. Pero además resultaba que en directo también cantaba muy bien. Y de Anglada qué vamos a decir, otro artista desde hace la tira. Aportan en toda su magnitud el toque femenino y masculino, respectivamente.
Historias entre canción y canción de la mano de Carolina que nos encantan, como la canción que surgió tras romperse el «alma» de la guitarra o «Aunque me cueste tanto», sobre lo difícil que es hacerte a la idea de que alguien te deja y, tu vida tal y como la vivías, cambia completamente. Temas con los que todos nos podemos sentir identificados, tratados desde el punto de vista del detalle, las sensaciones, las emociones a través de las pequeñas cosas. Es el estilo de Jaime Anglada componiendo, y a mí me gusta esa forma de escribir tan costumbrista.
Como consecuencia de las peticiones llega «Sabes», que tiene un estribillo muy pegadizo: «¿Sabes? Prefiero tormenta contigo a a-mar-te en calma»…
Canciones sobre jugarse la vida, arriesgarse, salir del área de confort en busca de una felicidad más llena… Cuenta Carolina que tras una noche en casa cantando canciones con Jaime porque sí, surgió «Manzana de caramelo». Los dos se quedaron con ganas de más y, cuando Cerezuela recibió el mensaje de Anglada en el que le proponía lanzarse a la aventura de tocar juntos, ella dijo sí. Fue la decisión correcta porque, como dice Carolina, «Nos empeñamos en poner barreras en la vida, quedarnos en el ‘no sé’, y al final es importante vivir».
Realmente, su caso es un tanto sorprendente: una actriz que canta muy bien pero no sabe de música decide subirse a los escenarios junto con un cantautor que tiene un largo recorrido. El caso es que muchas tablas tienen los dos, y eso es lo que los hace una pareja equilibrada: él compone, ella expresa; él pone música, ella interpreta.
Y esta buena asociación les ha llevado a continuar adelante en el camino, a cantar y tocar por toda España e, incluso, a escribir algunas canciones para un segundo disco que pudimos escuchar en primicia.
«Nadie tiene derecho a parar el circo de la vida», resume Carolina; es una frase de la última canción: «Manzana de caramelo», que suena suave, tenue, delicada. O… quizás no, porque decimos unas cuantas veces «otra» y Jaime accede rápidamente: «Soy un chico fácil», dice. Y ambos nos despiden con una canción que a todos nos levanta el ánimo y que, asegura Anglada, también es rockera, aunque nos cueste creerlo. Es «Resistiré» en una versión especial, grave y firme.
Pues con esos mensajes de valentía, de fuerza y de ir más allá nos quedamos, tan necesarios para el día a día. Necesarios como que gente que, al parecer, no se dedique a la música, de repente nos sorprenda con una unión tan equilibrada como es Anglada Cerezuela.