De un concierto sale otro concierto. Es lo que se puede desprender de lo que ocurrió una noche de viernes de mayo en la que, para más inri, salieron dos conciertos y no había opción de perderse alguno.Por un lado, la presentación de Gente corriente de Llorente estaba programada para las 21:00h de la noche en La Campana Underground; por otro, la gira del segundo trabajo de Morgan, AIR, recalaba en Zaragoza, en Las Armas, con un concierto que empezaba a las 22:30h y al que me moría de ganas por ir.
Pero vamos a empezar por el principio: cuando Txetxu Altube detuvo por una noche su Touracán (la gira de su último disco, «Tras el Huracán») en Zaragoza, dejó subir al escenario a tocar un par de canciones a Óscar Llorente, que estaba a punto de publicar su primer disco, Gente corriente. Esa noche me contó que quería que la presentación fuera en La Campana Underground porque le parecía la sala con más magia de la ciudad, algo que yo también comparto. El disco salió a la venta y pronto conquistó nuestros corazones, pero realmente nos enganchó en la FNAC, cuando vimos el magnetismo de sus canciones en directo. Y con el vídeo que os dejo a continuación tengo otra prueba más de que los sueños, a veces, se hacen realidad:
Lo que habéis visto es un pequeño resumen compuesto por tres canciones preciosas del disco: «Para no volverte a ver», «Días de vino y ron» y «Aquí», cantada a dúo con Nadia Álvarez como si de una nana se tratara por su poder hipnotizador. Pero esta no fue la única sorpresa de un concierto que amenazaba con quedarse en nuestra memoria desde el principio, cuando Óscar Llorente se arrancaba con un «Don’t think twice» de Bob Dylan a capella: versiones inéditas como «De lluvia los zapatos» o algunas más conocidas como«Oh my sweet Carolina» de Ryan Adams fueron grandes golpes de efecto inesperados, así como esa campurriana cántabra a continuación de «Reinosa» que nos dejó boquiabiertos.
Por supuesto, todas las canciones de Gente corriente fueron desfilando ante nosotros interpretadas por esa voz de Llorente calmada y melódica junto con su banda, formada por Jaime Lapeña al violín, Elvira López a los coros y la percusión, Carlos Páramo en la caja y Yerai Rubio a la guitarra. Pero hasta «Aquí» llegó la cosa porque ya casi casi oíamos los primeros acordes de Morgan en Las Armas y con el buen sabor de boca de la canción a dúo que os enseñaba en el vídeo nos marchamos, sin llegar a «La camiseta del 92».
A la velocidad de Isabel Macías en los 1500 metros, llegamos a las 22:45h a Las Armas con «Planet Earth» y una o dos canciones más tocadas, pero a medias de «Blue eyes», con esa sensación de estar como en casa que me produce la música de Morgan y la certidumbre de que la noche estaba valiendo mucho la pena. Sobre el escenario se encontraban, como siempre, Nina o Carolina de Juan -la líder de esta banda, que es capaz de conquistar con su voz hasta a los seguidores del electro latino-, Paco López a la guitarra, Alejandro Ovejero al bajo, David Schulthess a los Teclados y el carismático Ekain Elorza a la batería para hacer esa magia que recuerda a muchas cosas pero que tiene el sello inconfundible de Morgan (¡y eso que AIR es solo el segundo disco!).
Entonces ahora es el momento de contaros a partir de qué concierto conocí a Morgan, aunque probablemente fue más bien una canción con nombre de mujer lo que me enganchó a esa voz de Nina: «Charo». Y unos meses después, en el concierto de la gira Me mata si me necesitas de Quique González en Zaragoza, me cautivó por segunda vez en directo. Cuando escucho a Morgan en el coche o en casa, sus canciones son más folk y soul; pero cuando los vivo en directo, se vuelven (o, mejor dicho, se añade) funk y rock a tope, creando un espectáculo lleno de energía.»Es que el directo está muy vivo», me dijo Nina al comentarle algo parecido mientras me firmaba el disco. Demasiado vivo estuvo en Zaragoza, pues la gente jaleaba a cualquier momento, si bien es verdad que hubo que llamar al orden a quienes parecían tener más ganas de ponerse al día que de escuchar algunas canciones. Estas cosas me dan un poco de vergüenza porque a veces parece que en Zaragoza no sepamos ir a los conciertos: algunos de una calidad excelente están medio vacíos y en los que hay llenazo, siempre hay gente que no respeta nada ni a los artistas ni al resto del público. O será que yo estoy tan acostumbrada al espectáculo de sala pequeña, al petit comité, que luego me agobio en los tumultos. Qué sé yo.
El caso es que, pese a que llegamos tarde y solo tuvimos sitio muy lejos del escenario (con lo cual mis fotos son lo peor), pude disfrutar de esas canciones que me acompañan en el día a día, me inspiran, me animan y me hacen pensar, con el valor añadido del momento fugaz, de las vibraciones y sensaciones que hacen poner la piel de gallina en el directo. Como este «Work» del que os traigo a continuación un cachito y que es, desde que descubrí North (el primer disco), la canción que más me pone las pilas.
Fuimos yendo y viniendo de North a AIR, con sus similitudes y diferencias entre canciones, con la familiaridad de las melodías pero con la sorpresa que las variaciones de los instrumentos o las voces nos descubrían continuamente. De «Oh Oh» a «Goodbye» y de un «Roar» furioso a un «The child» absolutamente enternecedor. Y así llegamos a uno de los momentos esperados, el de cantar muy alto «Sargento de hierro», que es la canción favorita de casi todo el mundo y que hace liberar el aire de los pulmones como si de una excursión al Pirineo se tratara. En el mismo nivel de expectación tenía yo ganas de empezar a escuchar esa intro de «Home» que hace presagiar un tema apoteósico, lo cual se cumple cada vez que la escucho, sin excepción, incluso cuando lo hago a través del Youtube.
Más rápido de lo que nos hubiese gustado a la mayoría de los que estábamos en Las Armas, nos descubrimos bailando y coreando «Thank you», lo que significa que el final se acerca y hay que pedir otra como posesos porque no nos podemos quedar así. Yo pensaba: de nada, pero no te vayas sin cantar «Volver» que estoy mu loca. Y me leyó la mente y Nina volvió a salir ella sola para ponerse al piano y comenzar a pronunciar «Sé que ya no importan las preguntas que fallé…». Tengo una anécdota para esta canción que no me puedo aguantar sin contar, llegados a este punto: en la versión del disco, al principio, suena una sirena; entonces, cuando yo escuchaba esta canción en el coche y la cantaba como si me fuera la vida en ello, de repente esuchaba una sirena y me quedaba super cortada y nerviosa mirando hacia todos lados a ver por dónde venía la policía y dudando si me habría saltado algún semáforo por concentrarme demasiado en cantar. Creo que ya me voy acostumbrando a que suene la sirena y por lo menos ahora ya no me da ese pequeño infarto.
Venga, que voy acabando: me pegué mucho rato deseando que alguna de esas primeras canciones que me había perdido al principio no fuera «Another road» porque todavía nunca había tenido el placer de escucharla en directo; y por segunda vez en pocos minutos, Morgan, ahora en banda completa de nuevo, me leyó la mente e hizo mi sueño realidad. Nina volvió a agradecer que estuviésemos allí, pues le parecía un milagro que eso pudiera pasar, y como estaba claro que no teníamos ganas de que se fuera dijo que quedábamos para la próxima con esa naturalidad y cercanía que la caracteriza.
Aclarando el significado de lo que «Marry you» significa (que no es algo en lo que yo coincida, mira por dónde, guiño, guiño) terminó sonando esta canción tan vibrante, rockera y soulera, todo a la vez, en un gran final de un gran concierto que fue corto y que vuelve a dejar las ganas de más a las que Morgan nos tiene acostumbrados.
Lo dicho: quedamos para la próxima, para una nueva dosis de esta música tan especial que necesitamos como si de una droga se tratara para que nuestros niveles de energía se rellenen cada vez que, igual que pasa en los videojuegos, la rayita se acerca al rojo. Con noches como las que os he contado es imposible que eso pase en un tiempo, pero me temo que va a ser el mismo tiempo que van a tardar en volver los conciertos a Zaragoza porque el verano ya está aquí; aunque, sin duda, se trató de un gran cierre de la temporada.