En el post de la excursión a Canfranc os dije que otro día os contaría lo que allí aconteció que convirtió a esta estación en uno de los lugares más importantes de la II Guerra Mundial. La ruta del oro nazi a la Península Ibérica, la presencia de las SS y la Gestapo o la puerta para la fuga de muchos judíos fueron algunos de los acontecimientos que rodearon a Canfranc entre 1942 y 1945.
En los libros de texto de Historia no aparece, pero Canfranc fue el único territorio español bajo la invasión de los nazis, ya que las SS y la Gestapo controlaron la parte francesa de la estación durante el tiempo que tuvo lugar la ocupación alemana de Francia en la II Guerra Mundial (1942-1944).
Hasta aquí ya tendríamos algo de material para escribir una novela o rodar una película suculenta, pero es que hay mucho más… En noviembre de 2000 se grabó el anuncio de la Lotería de Navidad en Canfranc y Jonathan Díaz, que era chófer del autobús de la línea Oloron-Canfranc, se lo contaba a los visitantes a los que hacía de guía en la estación. Fue entonces cuando descubrió un papel entre las vías que le llamó la atención y que contenía las palabras «lingotes de oro». Volvió para buscar más y halló un millar de documentos que demostraron que entre 1942 y 1943 España recibió al menos 12 toneladas de oro y 4 de opio. La cantidad enviada a Portugal era mayor: 74 toneladas de oro, 4 de plata, 44 de armamento, 10 de relojes y otros enseres producto del expolio a los judíos; dado que Portugal era la puerta de entrada de mercancías de Sudamérica y la de salida de muchos alemanes hacia allí.
El oro enviado a ambos países se correspondía con la ayuda recibida por los mismos a los alemanes. Se calcula que entraron a España 20 toneladas de oro a cambio del wolframio (un mineral fundamental para blindar los tanques y cañones alemanes) de las minas gallegas que Franco proporcionó a Hitler en pago a la ayuda que este le ofreció en la Guerra Civil. Daniel Sánchez, mozo de aduanas de entonces, tocó en muchas ocasiones el oro que por allí pasaba y otro tipo de mercancías.
La aduana internacional no solo fue el escenario de la llegada del oro nazi a España, sino que también fue la puerta de entrada a la libertad de cientos de judíos que huían de los alemanes. Aunque, desgraciadamente, como allí se encontraban la Gestapo y las SS (destinadas en la parte francesa de la aduana internacional), muchos fueron devueltos. Otros judíos se fugaban a través del monte, ayudados por los vecinos de la zona que hacían de guías.
Por otro lado, muchos franceses huidos eran atendidos por médicos en la Facultad de Medicina de Zaragoza. Una vez curados, se hospedaban en la Pensión Intercontinental, en el Coso, que pagaba la Cruz Roja francesa.
Por Canfranc pasó correo, material, espías y aviadores aliados accidentados, lo que demuestra el papel fundamental de la frontera altoaragonesa en el conflicto internacional. En él destacó el jefe de aduanas Albert Le Lay, quien durante 3 años fue un espía aliado muy valioso que hizo de enlace de las Fuerzas Francesas Combatientes (la Resistencia) con los aliados en conexión con los ferroviarios franceses. Le Lay tuvo vínculos familiares con el llamado «Schindler aragonés», Ahmel Sanz Briz, diplomático zaragozano, que con una estratagema en la expedición de salvoconductos salvó a unas 5000 personas en Hungría.
Más de 300 documentos fueron transportados mediante toda una red de espionaje en la que participaban las hijas de los trabajadores de la estación porque su inocencia y su posibilidad de viajar gratis en los trenes las dejaba fuera de sospecha. Desde Canfranc se enviaba información a Zaragoza, que después pasaba a San Sebastián, donde se encontraba la embajada inglesa. Ese intercambio informativo permitió que se desarrollaran estrategias que desembocaron en el Desembarco de Normandía.
Todo esto se explica de forma más detallada e ilustrada en el documental «Juego de espías» que os recomiendo mucho y que os dejo a continuación. Con él pongo el broche a esta serie de intrépidos descubrimientos en torno a Canfranc que, estoy segura, algún día formarán parte de una película al más puro estilo «Casablanca».
Muy bueno, Bea! Muy interesante y muy bien escrito.
Ahora ya puedes empezar la novela. O por lo menos algún relato.
Un abrazo.
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Muchas gracias, Carmen. Pues no te creas que no le he dado vueltas a lo de la novela desde tu comentario… 😉
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Pues ánimo! Y, si quieres, hablaremos.
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Con mucho menos material los norteamericanos hacen una película.
Es sorprendente el importante papel que desempeñó la estación de Canfranc y alrededores en este «juego de espías». Y más sorprendente, si cabe, lo desconocido que es.
Me sumo a la petición de novela… o relato 😉
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Jejeje muchas gracias, al final me sentaré en algún huequillo a ver si sale algo pero es verdad que me parece un “temazo”
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Pues… a por ello!
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